jueves, 12 de febrero de 2015

Perdiendo la esperanza en el transporte

Hoy siento desesperanza: la municipalidad de Lima renovará autorizaciones a 418 rutas de transporte público. Y así la ansiada reforma va quedando en el olvido.

Se nota que esta gestión se preocupa por congraciarse con los responsables del caos, dándoles facilidades para que sigan transitando: anulando papeletas, cancelando licitaciones, renovando autorizaciones y quién sabe que más se les ocurrirá después.

No debe extrañarnos esto de un alcalde que durante dos periodos se hizo de la vista gorda, porque no era conveniente políticamente intervenir en el asunto, permitiendo la proliferación de combis y cústers, sin mover un dedo para retirarlas y emprender una verdadera reforma del transporte.

Porque reformar no es construir "bypasess" y metropolitanos a diestra y siniestra, existiendo soluciones más rápidas, eficientes y baratas. 

Pero nada de esto le importa al alcalde, necesitado de notoriedad y ávido de los beneficios que saldrían de una sobrevaloración de las obras.

Multar y llevar al depósito a los infractores y retirar cústers o combis no le generan ganancias políticas ni económicas, ni permiten colocar placas con su nombre. Pelearse con los transportistas por el bien de la ciudad no es una medida popular. Y si no es popular ni obtiene ganancia alguna, simplemente no le interesa.

Estaría manejando la ciudad cual señor feudal, cuya mayor preocupación sería sacar "beneficio" a las obras, pagar favores políticos y ganar fieles adeptos que le retribuyan con sus votos en futuras elecciones.

¿Le importa la ciudad a esta gestión? No.
¿Tienen algún plan para solucionar el transporte? No.
¿Pretenden aprobar y utilizar los planes existentes? No
¿Continuarán lo avanzado? No

No nos queda más que observar cómo poco a poco van destruyendo nuestra querida Lima y es grande el sentimiento de impotencia al no poder auxiliarla. Mientras tanto sigo triste, Orión sonríe y un mudo guiña el ojo.


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