Somos una ciudad de contradicciones, decimos lo que pensamos, pensamos lo que queremos y a veces no queremos pensar. Y encima nos quejamos de todo:
- Construimos con techos a dos aguas y aquí no tenemos lluvias torrenciales.
- No sufrimos de climas extremos y nos quejamos de la garúa de invierno y del sol de verano.
- Si el bus va lento, reclamamos al chofer. Si va muy rápido, gritámos por el pánico.
- Odiamos las combis y seguimos subiendo, exigiendo viajar por una "china".
- Cuando las obras generan tráfico nos quejamos. Si no hacen obras nos quejamos también.
- Nos disgusta la bulla ajena, pero cuando es nuestra fiesta, pobre de aquél que intente callarnos.
- Tenemos "ratas" en el Congreso y nos alarmamos por un bichito en la comida.
- Con la hiperinflación no teníanos empleo y era culpa del gobierno. Tenemos trabajo y aumentaron las marchas al Congreso.
Como lo pensé, somos lo que somos y estamos así porque queremos. Deseamos un buen gobierno y no votamos en serio. Y cuando nos ponemos serios, el que se ríe es el gobierno. ¿Algún día nos pondremos de acuerdo?.
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