domingo, 18 de enero de 2015

Anécdotas: Viajando en bus azul por Javier Prado

Viajar en transporte público en Lima durante el verano puede ser una experiencia agotadora, sudorosa y estresante. Sin olvidar los accidentes, asaltos y demás peligros a los que nos exponemos.

En esta ciudad caótica infestada de combis, buses, taxis, mototaxis (y algunos vehículos inclasificables)  llegar a nuestro destino a tiempo, sanos y salvos, se ha convertido en toda una aventura, digna de un reality norteamericano.

Un sábado que debía viajar por Javier Prado decidí probar con el bus azul, total no tenía apuro por llegar al trabajo y siempre es bueno intentar algo nuevo. 

Pensé que iba a ser igual que en la Av. Arequipa..... Pero me equivoqué, no encontré grandes colas y el bus no estaba lleno. Todo eso me animó a subir, con cierta pena por el helado que dejaría de comprar para compenzar el gasto extra.

Pagué mi pasaje mientras pensaba en mi estrategia para conseguir asiento o adivinar qué pasajero dejaría el suyo libre.... Pero...un momento....¡Caray! ¿estoy soñando? ¿finalmente tuve un colapso nervioso de tanto soportar el reaggeton en la combi?.... No.... lo que sucedía era real: había asientos disponibles, la gente viajaba relajada, mirando el celular, dejando la cartera o mochila en el asiento del costado, que extraño. 

Todavía con incredulidad, escogí adaptarme y ver que sucedía, así que elegí un asiento junto a la ventana (antes que se llene el bus, pensé) y de esta forma distraer mi mente del helado que a pesar de todo, compraría para contrarrestar el calor.

El aire fresco por las ventanas abiertas y la poca gente (todos sentados) me permitió mirar la ciudad con otros ojos: veía con atención a la gente viajando apretados en las custers con sus maniobras temerarias, sin olvidar a los jaladores y dateros en cada paradero.

Mientras tanto yo iba cómoda y segura, chequeando el face y mirando por la ventana, con la extraña tranquilidad de no soportar musica estridente ni los gritos del cobrador y con la confianza de llegar segura a mi destino.

Esto es vida pensé, aunque es injusto para el resto: viajar así debería ser común para todos, inclusive en hora punta. Espero que la iniciativa del bus azul continúe, al menos en Javier Prado funciona bien, obviamente pudiendo mejorarse (en la Av. Arequipa es más complejo), con tal de no volver al caótico pasado.

Bueno, al final el viaje fue más rápido de lo planeado, pocos paraderos, cero minutos desperdiciados por conseguir más pasajeros y el bus no se llenó. 

Bajé optimista convencida de que el cambio empieza por uno, así que intentaré contribuir un poco y no volveré a tomar una custer en Javier Prado, elegiré el bus azul, recordando siempre: "la subida por delante, la bajada por atras".

PD: Llegue a mi destino sin una gota de sudor... No necesité el helado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario