Justo cuando quería descansar me enteré que se está dando marcha atrás a la reforma del transporte.
Durante mi acostumbrado viaje sabatino por Javier Prado a bordo de un bus azul, conversaba con una joven contenta con el servicio: es más tranquilo, ordenado y con medio pasaje barato (70 céntimos), me decía, al tiempo que preguntaba sobre las rutas y paraderos.
Hasta ese momento mantenía una renovada esperanza de que con el tiempo podríamos adaptarnos a la reforma y recuperaríamos la tranquilidad arrebatada por nuestro caótico transporte público. Pero después entendí que estaba equivocada.
Me enteré esta tarde de la "genial" idea municipal de volver a otorgar rutas sin licitación. Esto significaría anular las existentes ya ganadas por los consorcios y el oscuro retorno de un sistema comisionista- afiliador, donde cada chofer es dueño de su unidad, manejando cual salvaje en una eterna competencia por conseguir un pasajero más.
Retornaría el imperio de Orión, los chosicanos y demás enpresas "cascarón", responsables de los correteos y accidentes. Volvería el maltrato a los pasajeros y peatones, quienes al verse nuevamente sometidos a las leyes de la selva, desterrarían el orden, volviendo a exigir subir o bajar según su antojo.
Retrocederíamos dejando atrás lo poco avanzado, retornando a una carrera mortal por las calles de la ciudad, arriesgando nuestras vidas, siendo tratados como ganado camino al matadero.
Por lo que veo, esta gestión al mando de Castañeda (o la sra. Juarez) no tendría mayor visión que la de llenar sus abultados bolsillos favoreciendo a las magias transportistas, sin importar la ciudad.
Serían 4 largos años de caos y maltratos. Ojalá después nos podamos recuperar, mientras tanto seguiremos soportando la estruendosa música, gritos de cobradores. Involucionando más cada día y reemplazando los paraderos por un: "baja cruzando la avenida".
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