Las últimas semanas han sido desconcertantes para todos, desde forzados by pass, enrocados de playas, amenazas de nuevos Metropolitanos, hasta llegar a protestas ciudadanas y pronunciamientos del Colegio de Arquitectos. Y mientras tanto, el futuro de Lima se mantiene en stand by.
Nuestra ciudad se deteriora con cada acción del alcalde, con cada cancelación de contratos de corredores viales, con cada "obra" nueva no planificada.
Cada día a esta gestión se le ocurren nuevas "ideas", como la de un malecón en la playa La Pampilla, después de haberla llenado de rocas para proteger un cuestionado tercer carril y usarlo como pretexto para sacar a la fuerza a los bañistas.
Cada vez nos van quitando área verde y poniendo cemento en su lugar, construyendo obras sin sentido ni planificación, tratando de manipular a la población y los medios con verdades a medias, sin asumir culpas y sin ningún sentido de responsabilidad por los errores cometidos.
No queda mucho por decir, han habido quejas, protestas, pronunciamientos, plantones, etc. y con ello la situación no ha cambiado. Lamentablemente la autoridad hace oídos sordos ante la indignación ciudadana y la opinión de los gremios técnicos no tiene carácter vinculante.
A todo esto hay que sumar que las entidades sancionadoras del Estado no efectúan su labor de manera efectiva, ni que decir del Poder Judicial, donde nuestro alcalde tiene asuntos pendientes.
Y cuando pensábamos que no podíamos estar peor, sale en televisión un spot publicitario pidiendo que "dejen trabajar a Lucho". Ante esto, solo me queda reír con pena, para evitar llorar de impotencia ante tanta sinvergüencería de un alcalde que cree que puede seguir engañando a la gente y que espero no haya utilizado dinero municipal para pagar dicho spot.
Por más sol amarillo que nos quieran pintar, el futuro de Lima se ve gris, más gris que su cielo de invierno.
